Sin dar aún por cerrada la reflexión sobre las intenciones de Facebook como reformador social, participo en un debate sobre culturas digitales en el que un participante apunta que:

“Google, Facebook, Amazon… y otros líderes digitales [...] están creando las nuevas reglas de juego [...] van muy por delante de los organismos reguladores [...] están definiendo las formas con las que ellos quieren que hagamos las cosas“.

Un reflexión con la que coincido, y que coincide también con un par de artículos recientes sobre las prácticas de Facebook y Google, de los que he extraído párrafos, que he pinchado en mi tablero junto con un par de viñetas de mi colección de “El Roto”. Me hace pensar sobre todo lo que dice ese personaje enmascarado, que no sabemos si es como un Batman o como uno de los siniestros a los que Batman combate:

“Ya tenemos a todos en La Red. Preparaos para izarla”.

Quizá El Roto y yo estamos viendo fantasmas. ¿Qué opináis? ¿Es ‘nuestra’ red, y por tanto no hemos de preocuparnos? ¿O es como si fuéramos pescados en la red de otros?

Artículos utilizados:

• “Google unified privacy settings unsettle users“, Washington Post, 28/2/2012
• “Risk and Riches in User Data for Facebook“, New York Times, 26/2/2012

La propuesta de salida a Bolsa de Facebook contiene mucha información interesante sobre las entretelas de la empresa, hasta hace poco muy cerrada en sí misma. La relativa a las finanzas se ha recogido en muchos medios, por lo que no entraremos a comentarla. Se ha prestado menos atención, sin embargo, al análisis de la carta de Mark Zuckerberg a los futuros accionistas, que sin embargo contiene varios aspectos relevantes. Abordaré hoy solamente uno de ellos, quizá volviendo sobre el tema la semana próxima.

Empieza con una declaración que, si la imagen de “La red social” reflejaba la realidad, suena algo artificial:

“Facebook [...] was built to accomplish a social mission — to make the world more open and connected“.

Tal vez sí. Porque en los siguientes párrafos, el fundador de Facebook presenta aspiraciones ambiciosas de renovación social:

“Facebook aspires to build the services that give people the power to share and help them once again transform many of our core institutions and industries [...]

We hope to rewire the way people spread and consume information [...].

As people share more, they have access to more opinions from the people they trust about the products and services they use. This makes it easier to discover the best products and improve the quality and efficiency of their lives”.

Las negrillas, obviamente, son nuestras. La intención es señalar, por una parte, las expectativas de transformar muchas de nuestras instituciones e industrias clave. Por otra, para destacar cómo, en sólo unos párrafos, la misión social que se supone impulsó el inicio de Facebook se traduce en ayudar al descubrimiento de los mejores productos, como camino para conseguir una vida más eficiente y de mejor calidad. Un triple salto mortal notable, en mi opinión.

Peter Drucker escribió una vez en un número especial de The Economist que,

“Podemos estar seguros de que la sociedad de 2020 será muy distinta de la actual, y que tendrá pocas similitudes con la que predicen los futuristas más reputados. No estará dominada, ni siquiera conformada, por las tecnologías de la información [...] La característica central de la próxima sociedad, al igual que sus predecesoras, serán nuevas instituciones y nuevas teorías, ideologías y problemas”.

Mark Zuckerberg parece decidido a contribuir a esos cuatro ingredientes: problemas, ideologías, teorías e instituciones. Tiene todo el derecho a ello. Qué cuota de influencia y poder de facto se le concederá, o le concederemos, para ello es otra cuestión. Que, a falta de soluciones inmediatas, dejo apuntada en mi tablero.

Muchos saben (o intuyen) que los ‘social media’, como antes las empresas punto.com y muchos otros negocios de tecnología, se benefician de lo que los economistas denominan como ‘retornos crecientes‘ (.pdf). Son más interesantes, potentes y rentables cuanto más crecen. Como consecuencia, los primeros en ocupar el espacio tienen muchas probabilidades de acabar teniendo un monopolio o compartiendo un oligopolio. Que, en lo virtual, lo es a escala planetaria.

Pero noticias de distinta índole recogidas estos días coinciden en apuntar que puede haber futuro fuera de Facebook.

De una parte, nos informan acerca de kaixin001.com y Weibo, dos ‘clónicos’ de Facebook y Twitter, respectivamente, con 90 y 40 millones de usuarios de entre los más de 400 millones de internautas chinos. En este dominio, como en otros, parece que China puede permitirse el lujo de desarrollar modelos propios, al margen de los que predominen en Occidente.

De otra parte, el New York Times cuenta que algunos emprendedores en Facebook  dejan la empresa para emprender nuevas aventuras, también relacionadas con los ‘social media’ (Asana, Jumo, Quora).

Curiosamente, una de estas tres start-ups se anuncia como una red para “conectar gente que quiera cambiar el mundo“. ¿Intenta quizá decirnos subliminalmente algo sobre los que pasan mucho tiempo en Twitter o Facebook?

Hay muchas más novedades de Social Media Technology, incluso aparte de Facebook y Twitter, de las que uno puede dedicarse razonablemente a seguir. De hecho, creo que incluso hay sobre ellas más boletines electrónicos de los que uno puede razonablemente leer. Una reflexión sobre ello, la semana que viene.