Es una burbuja, pero no social

La salida a Bolsa de la red social china RenRen y la expectación que ha suscitado confirma, en mi opinión, que se está formando en torno a los Social Media una burbuja especulativa, tal vez comparable a la de las punto-com de los 90. LinkedIn está a punto de salir también a Bolsa. La disposición de los inversores a pagar cada vez más por las (escasas) acciones de Facebook es un síntoma adicional. Todavía más el hecho de que algunos accionistas intentaran aprovechar la fiebre para salir de estampida y con los bolsillos llenos.

En este contexto, el nuevo BusinessWeek planteaba hace poco una reflexión interesante. Pudiera ser que las burbujas sean inevitables en la economía capitalista. Puede ser que sean aún más inevitables en un mundo fascinado por la tecnología. Pero, como acaban por explotar, tiene sentido preguntarse qué dejan después del estallido.

La burbuja de las punto-com dejó una leve crisis económica, modelos de empresas como Amazon, la convicción de que la Web funcionaba y era útil, y una sobreinversión en redes de fibra óptica que posiblemente facilitó que YouTube fuera posible unos cuantos años después.

¿Qué quedará cuando estalle esta burbuja de tecnología ‘social’?

Aventuro una línea de respuesta. Esta burbuja de tecnología ‘social’ no genera una sociedad más social, sino más bien refuerza los síntomas de la ‘sociedad líquida‘ o la ‘sociedad desorientada‘ sobre la que escriben los sociólogos de moda. Al loro, pues.

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